Once días de buceo
Debajo del agua envejecemos a la velocidad de la luz. Es por eso que después de un baño de media hora después de las aguadillas del cloro en las córneas de los largos y los anchos y los fondos, después la piel de las yemas de nuestros dedos parece un mapa de isobaras que contuviera en el centro las borrascas de setenta años. Nuestros pensamientos, sin embargo, utilizan la cámara lenta subacuática. Once días de buceo pueden ser un encefalograma plano. Es casi imposible tener un sueño bajo el agua así que pensar no merece la pena si no se piensa en cómo nadar detrás de uno de ellos. Que además suelen estar en tierra firme. Colgando de los árboles, o sujetando la puerta por dentro igual que si fueran niños que no quieren que entremos en su habitación desordenada. Es necesario saber soñar despierto para poder hacerlo bajo el agua. Lo aprendí de ti, de tantas veces que venías casi ahogada de las noches a contarme por las mañanas que habías pasado las horas en la vela de ba...